La dieta mediterránea es un patrón alimenticio que se basa en los hábitos culinarios de los países que rodean el mar Mediterráneo, como España, Grecia e Italia. Se caracteriza por un consumo elevado de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, pescado, aceite de oliva y frutos secos; mientras que se limita el consumo de carnes rojas, productos lácteos ricos en grasa y alimentos procesados. Esta dieta se asocia con numerosos beneficios para la salud, como la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer.